La Leyenda del Urutaú


A continuación el artículo que antecede a la historieta de Rams, tal como salió en su publicación del 2005

LA LEYENDA DEL URUTAU
Por López Camelo


BUSCANDO EL ORIGEN DE ESTA LEYENDA ENCONTRAMOS CANTIDAD DE VERSIONES, LITERARIAS Y DE INVESTIGACIÓN. TRATAREMOS DE CONCLUIR EN UNA IDEA QUE ENGLOBE A TODAS A PESAR DE LAS “PEQUEÑAS” MODIFICACIONES QUE LAS SEPARAN

INTRODUCCIÓN

Está bien decir que es ésta una leyenda correntina, de concepción guaraní, que se difundió en la tradición criolla transmutando algunos elementos en su composición y finalidad por influencias folklòricas occidentales (ejemplos: la aparición de la figura de la princesa y el tema del amor no correspondido).
El urutaú (de fantasma, taú y ave, urú) de hábitos nocturnos, es muy común en orillas de ríos y arroyos del litoral y chaco, donde se lo suele ver y oír posando sobre las horquetas de árboles exclamando un canto desgarrador.
La versión que presentamos, adaptación libre de la obra literaria de José Cruz Rolla, la más rica en descripciones de la era prehispánica, marca el debut de Raúl Martínez, Rams, dentro de la historieta de autoedición.  En ella se podrán apreciar los distintos valores humanos y paisajísticos, que dan lugar a una gráfica de alto contenido histórico.
Entre la diversidad de recreaciones de esta leyenda, en esta oportunidad son las tierras del Turubichá (cacique) Yaguarú las elegidas por Rolla para situar la escena, anfitrión de Gaboto en 1527, en proximidades de la actual Itatí.
Lejos de ser verídico que este relato surgiera inspirado en la pasión que se apodera de la hija de Yaguarú, aprovechamos esta ocasión para introducirnos al ámbito original en que se presenta esta mitología, que como veremos, es una de las más importantes en vigencia en lo que respecta a creencias religiosas y concepciones espirituales mitológicas del país.

ETNOGRAFÍA

Los primeros datos de etnografía acerca de los guaraníes de Corrientes son sugeridos a medias por Gaboto. Según este negrero de oficio, Yaguarú era un gobernador de la jurisdicción del Paraná medio, de la etnia guaraní o gandul (ñandú), como él creía que se llamaban, que se establecía en una gran aldea de cientos de almas y al mando de varias comunidades regionales coaligadas.
Gaboto no tenía permiso de explorar estas tierras pero estaba interesado en llegar al alto Perú vía Paraná, por lo que sus interrogaciones a Yaguarú quedaron registradas como un importante documento de los conocimientos geográficos y políticos de los guaraníes de la época, declarados en su defensa a los innumerables juicios que debió afrontar al llegar a europa, entre otras cosas por faltar a aquel permiso.
De su informe se desprende que Yaguarú conformaba lo que los historiadores llaman la Abaidad, el Ser Guaraní, y por esto perteneciera a una etnia guaranizada.
Asimismo queda claro que se mantenían relaciones con los pueblos del Ypytá (río bermejo) y con los próximos del oriente Tupí; además de percibir influencia desde Ambaré (Asunción) centro político y espiritual del Abá Karaí (guaraní). Vale decir que en toda la extensión del Paraná la comunicación establecida con los correos fluviales permitía estar al tanto de lo que aconteciese en el país aliado, tanto en el sur Yaró (Uruguay), como en Caracará (Santa Fe). Precisamente estas últimas mas Ambaré fueron quienes confederadas pusieron tope a las ambiciones conjuntas de Gaboto y García, quienes se vieron obligados a volver a España en 1530.

ORIGEN Y DIFUSIÓN

La leyenda del urutaú tiene su origen en el mito de los mellizos Kuarajy y Yacirá, sol y futura luna, quienes luego de padecer el crimen de su madre vagan por la tierra en busca de la morada de su padre, el Dios Creador Ñanderú, resolviendo tantas dificultades como se les presentan y dejando las enseñanzas de conducta que forman la identidad del Abá guaraní.
Según Dick Edgar Ibarra Grasso, ideòlogo del Ultradifusionismo, (esto es, en pocas palabras, que ninguna cultura se desarrolla aislada de la humanidad, proponiendo, y de allí su nombre, los contactos transpacíficos entre culturas precolombinas y del viejo continente), el mito de los mellizos corresponde a pueblos del mesolítico final, teniendo su origen en relación con la aparición del número dos en la magia shamánica, en lo que entendemos sería una clasificación de los elementos naturales en polos opuestos, sol-luna, cielo-tierra, varón-mujer, etc., habiendo penetrado en una primera forma a América por el estrecho de Bering, hacia el diez mil antes de la era, difundiéndose sobre todo en pueblos de norteamérica.
Posteriormente, y siguiendo el estudio de Ibarra Grasso, pueblos de origen neolítico desarrollado traerían una segunda versión desde Indonesia por el Pacìfico, hacia el 3500 antes de la era, aunque su difusión partiría ya masculinizada desde las altas culturas de Asia, adonde habría llegado a occidente, agregamos, transformada en leyenda de Rómulo y Remo.
Expandiéndose junto a la versión anterior de Bering por Centroamérica, Andes y Amazonas, la forma transpacífica tiene mayor arraigo en esta última región, principalmente con la familia lingüística caribe tupí guaraní, cultura que la divulgará luego por Sudamérica.
Téngase en cuenta que el conjunto de la mitología guaraní, registrados en gran parte por León Cadogán y Nimuendajú, la colocan entre las cosmogonías mas desarrolladas del continente (junto a las mayas, aztecas e incas) registrando conocimientos sobre los cuatro puntos cardinales que a su vez son los elementos naturales y las edades históricas; los siete paraísos (difundidos entre los cristianos) que son las órbitas planetarias conocidas del sistema solar (de origen sumerio) que derivan en los días de la semana; que sumadas a las cinco columnas o palmeras pindó que sostienen el firmamento (el 5 tiene amplia difusión en china) representan los doce meses del año del calendario agrario guaraní, más conocimientos diluidos de las constelaciones, como resabios de astronomía. Por lo que son invenciones de altas culturas, edad de los metales (–3000), difundidas hacia América por la vía del Pacífico hasta inicios de la era.
En todo esto no hacemos más que copiar a Ibarra Grasso, autor que queremos y queremos recomendar por la gran importancia que tiene su obra en estos momentos de globalización disfrazada en que vivimos. Nuestro aporte, que sigue sus pasos, es menor. Pero en todo esto vale sumar que la importancia del dos entre los guaraníes es vital para comprender su cosmogonía. La concepción de lo dual se explica como indivisible a todo elemento de la naturaleza. La forma visible que existe en la tierra no es sino una mera copia del espíritu o dueño que vive en el cielo.  Esto ha sido estudiado por muchos investigadores comparándolo al “mundo ideal” desarrollado por Platón. Personalmente creemos que las almas o dueños son los conceptos de las ideas pero entre los guaraníes lleva agregado que este conocimiento sagrado es objetivo alcanzarlo en vida, sin necesidad de que sea propiamente de origen platónico pues encontramos su equivalente en el concepto JEN chino o “verdadera naturaleza humana” del mismo modo dual, que es un “estado espiritual, en el que uno se aleja, se asienta y habita” descrito por Confucio en su recopilación de la historia, es decir, antes de que naciera Platón. Ignoramos si este concepto aparece en la India, aunque guarda relación con el nirvana.
En definitiva no hay teorías del ultradifusionismo aplicadas a los guaraníes sino una gran ignorancia en el tema, que lleva a muchos autores a afirmar, por ejemplo, que el relato del diluvio universal entre los guaraníes es una influencia de los misioneros. Este mito se origina en Sumeria hacia el cuarto milenio antes de la era. Las academias de historia europeas aceptan que éste se difundiera en el  mediterráneo como en Asia, Persia e India, o sea la teoría del difusionismo, lo que no admiten es que de la India pasara a Indochina, luego a Indonesia, y que migraciones del Pacífico lo trajesen a América, sino que es, para ellos, creación convergente. Pero esto no es una afirmación de la casualidad sino la consecuencia de aislar del mundo y rebajar a lo inhumano a los pueblos no occidentales.

VERSIONES E INFLUENCIAS

En algunas versiones tradicionalistas el pájaro no es sino la luna, en su variante femenina, quien llora por las noches al saber que su hermano sol la ha abandonado en la tierra y trepara solo al paraíso de Ñanderú, por eso el pájaro deja de llorar de día cuando vuelve a verlo.
Agregamos que en la mitología guaraní es Kuarajy -sol- quien enseña el ser educado, trabajador, solidario, mientras que a Yacirá -luna- se lo identifica con las travesuras, el amor, y todo lo que tiene espacio en la noche.
Pero quizás la versión más relevante como dato histórico, sea la del quichua santiagueño: el Kakuy, nombre andinizado del Urutaú.
El enclave de la mesopotamia santiagueña es considerada históricamente por su importancia de tránsito andino-amazónido, y en este sentido Carlos Sarasola cita en su libro al autor Christiansen, quien postula una amalgama de culturas diaguitas-calchaquíes, tonocotés y quechuas, mas aportes menores de otras parcialidades, en formación de una cultura satélite del Incario cuando fue sorprendida por los conquistadores, que nos parece lo más acertado.
Sin embargo no se han estudiado aportes guaraníes a esta incipiente civilización abortada, mas allá de conjeturar lo que se repite en todos los historiadores: que los lules, confundidos por algunos autores como juríes bárbaros (ambos identificados como guaraníes) serían la cultura salvaje que asolaba la región y era causante de todos los males de indios y españoles. Tímidamente luego se mencionó que en ciertos lugares eran agricultores pero no por eso dejarían de ser salvajes, por su origen amazónido.
Para nosotros se resta importancia a un problema histórico para esconderlo como etnográfico. Si bien coincidimos en lo de amalgama de culturas con dirigencia de mitimaes quechuas, las confederaciones de guaraníes andinizados también eran cruzas raciales. Prueba de esto es que en correos de cabildos (1585-1589) se describe que los lules unidos a los juríes iban a atacar a los juríes cristianizados.
Deducimos de esto que una dirigencia quechua haya aceptado el gobierno de los españoles como nuevos mitimaes del imperio, sin el consentimiento de sus aliados, entre ellos los lules que para nosotros no son otra cosa que guaraníes mestizados con tonocotés, a los cuales dirigían.
Es posible en esto ver una competencia precolombina que haya trascendido a la primera era colonial. Conocemos una teoría científica comentada por Ibarra Grasso acerca del origen de los imperios. Se trata de piratas o bandidos que comienzan atacando rutas comerciales o pueblos hasta que pueden dominarlos y crear un nuevo estado. Si no son atacados por otros bandidos llegarán a formar el imperio actuando ellos primero. Se entiende que los bandidos son varones, es decir se mestizan raptando mujeres y luego adoptando vasallos. Es esta situación de pillaje, de lules sobre tonocotés o juríes del incario, lo que se describe en las crónicas.
Valores toponímicos como Ibatín, la antigua Tucumán, o Chumbichá en Catamarca, ya estudiado por Peralta, parecerían de origen guaraní. Otro problema es la procedencia del gentilicio jurí, de surí, avestruz, siendo que existe en quechua y de igual manera en guaraní, ya que la traducción de ñandú es presentir y este no es el nombre del animal sino de la cualidad cosmogónica. El avestruz es llamado indistintamente, en guaranì, charí, churí, surí, charabón o yaraví es el pichón de avestruz, derivando de sïrï, correr, deslizarse, significado que dan los cronistas a esta parcialidad jurí, igualmente tratado por Peralta.
El Urutaú o Kakuy junto con la leyenda del Runa Uturunco (“hombre tigre”), que creemos adaptación del mito cosmogónico del Yaguareté (“espíritu verdadero del tigre”), no son solo datos que siendo de origen guaraní se dan por quechuas, sino que hablan de una participación guaranítica en la dirigencia mesopotámica santiagueña anterior a los españoles, o una mayoría guaraní en la masa popular de la mentada amalgama, únicas formas posibles para que perpetuaran sus mitos hasta la sociedad criolla actual, no advertido por los historiadores hasta ahora, como asimismo el alto desarrollo de fusión cultural que alcanzaron nuestros indios, maltratado en la historia en pos de la clasificación discriminatoria civilización-salvaje, y formando parte de la poca validez e igual curiosidad en que se representan los estudios de historia no relacionados con la arqueología.
En suma, queremos terminar esta introducción sintiéndonos creyentes en la humanidad y en la integridad de la cultura, otorgando el mismo valor histórico a este relato mítico que habla sobre nuestros antepasados y puede decirlo mejor que tediosos documentos o pesados libros.

RELATO VILELA DE LA EPOCA POSTDILUVIAL

“...Nuestro abuelo tomó para abuela, una mujer de los extraños. Ella parió cuatro hijas.
La mayor se llamaba Tonokotéj y se fue de tierra alta.
La segunda se llamaba Luglék, era hermosa y tenía lindo cabello largo. Ésta se fue con el perro hacia las tierras bajas que tenían a la sazón menos agua.
La tercera hija se llamaba Ualchiakíj. Ella se fue a tierras mas alejadas, en otro camino, y el abuelo viejo después de llorar mucho, se murió de sentimiento porque ella no estaba mas para tejer mantas y el frío era intenso.
La cuarta hija, la más chiquita de todas, se llamaba Uaianíj. Era pícara y hermosa en demasía; tuvo muchos hijos y se fue hacia el lado donde crece el sol, donde hay muchos pescados, pecaríes, jabalíes, y muchos otros animales buenos para comer...”

BIBLIOGRAFÍA

DICK EDGAR IBARRA GRASSOAmérica en la Prehistoria MundialCosmogonía y Mitología Indígena AmericanaPoblaciones Indígenas de Argentina.
JOVER PERALTAEl Guaraní en la Geografía de América.
AUTORES VARIOSAntología Cultural del Litoral Argentino.
ALFREDO VARA, Corrientes en el Mundo Guaranítico.